lunes, 10 de marzo de 2008

GESTIONAR EL ERROR (respuestas I)

Situación: Entrenador de formación.
Como decía y argumenté, por lo general se coincide en que el error enseña, es un potente refuerzo y por ello no se puede apartar de nuestros entrenos. Se sabe y con ello debemos contar que los jugadores para aprender cometerán errores, poco a poco irán minimizándolos.
No creo que yo vaya a resolver el problema, pero os voy a dar mi opción.
Imagino un grupo de niños y niñas de 6, 7 u 8 años y pienso en la primera experiencia que tienen de acercarse al baloncesto, no creo en la figura del sargento ahí en esa situación, no creo en las teorías conductistas en la enseñanza de los elementos más básicos, porque creo que la iniciación al baloncesto, el acercamiento debe hacerse a través del predeporte, de las formas deportivas jugadas. A través de juegos se consigue que los niños se interesen por seguir acudiendo cada día a entrenar, a jugar con sus amigos y amigas. Planteamos juegos relacionados y juego de baloncesto adaptándolo, es decir no creo necesario, e incluso en mi opinión es poco recomendable no adaptar reglas, campo de juego, material...
Ahora imagino que los niños ya están en una etapa de iniciación deportiva propiamente dicha, en las últimas fases si me apura, cadetes por ejemplo (sobre la categorización de los junior tengo una opinión parecida a la de alguno de vosotros, creo que ya se va buscando una especialización que denota que aunque estén formándose, el objetivo general y esencial ya no es el mismo). Bien, pues con cadetes estamos trabajando algunos aspectos que mejorarán su bagaje motriz que a través de su experiencia han ido adquiriendo. Ésta, la experiencia previa de los jugadores es la que va marcando el camino, me explico, yo creo que el propio jugador va mejorando a través de la ejercitación, de la correcta y de la incorrecta, pero esta incorrecta cada vez el propio jugador va minimizándola más, el mismo va negando esa acción negativa, va eliminándola de su repertorio, lo que a veces es más que perjudicial, es decir, si un jugador no bota bien con la mano izquierda, no voy a permitir que no bote nunca por la izquierda porque su propia experiencia se lo desaconseja, NO. Debo animarle a que lo haga, debo analizar las causas por las que no lo hace con seguridad, los minúsculos aspectos que puedo trabajar para que el resultado final de la acción, al aspecto grande y verdadero, se vea mejorado.
Entonces en esta situación la cosa va cambiando, a ver, analizamos, estudiamos, explicamos, el jugador comprende, asimila, aplica... En este periodo, el jugador no quiere cometer errores, prefiere no ejecutar el bote con la izquierda por miedo al error, con lo que debemos tratar de minimizar esa posibilidad de error, porque creo que al hacerlo conseguimos que el jugador se sienta más cómodo realizando esa acción a medida en que va reduciendo la acción negativa, el resultado. Ahora, en este momento ya si va adquiriendo mayor protagonismo el resultado.
Entonces si en esa anterior primera fase de formación, que yo llamaría de acercamiento (benjamín, alevín) lo único importante era la mejora del proceso; en la fase de infantil, ya va cobrando más importancia, aunque aún relativamente pequeña el resultado. yo diría que un 85% para el proceso (ensayo-error) para que no lleguemos a esa situación límite de no botar con la izquierda NUNCA por no encontrar el resultado esperado que supondría el 15% de la importancia; en cadetes este porcentaje yo lo repartiría en un 75% para el proceso y 15% para el resultado, o lo que es lo mismo para la enseñanza sin error (teorías conductistas); y finalmente en junior 60% proceso y 40% para el resultado.
Esta es mi opinión personal con la que por supuesto podéis estar de acuerdo o no, pero que es fruto de la reflexión y de la observación de entrenamientos y entrenadores de muy diversas categorías y con diferentes estilos. No es un estudio sociológico, ni podemos decir que sea matemático, pero más o menos a esta conclusión he llegado yo.

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